Vivimos un parteaguas, asegura el historiador Paul Kennedy. “Mientras ocurre, son muy pocos los contemporáneos que se dan cuenta de que han entrado en una nueva era”, escribió en un articulo titulado, precisamente, “¿Hemos entrado en una nueva era?” (El País, 3 de noviembre de 2011). El historiador prefiere no abordar los cambios bruscos como las grandes guerras, sino “la lenta acumulación de fuerzas transformadoras, en su mayor parte invisibles, casi siempre impredecibles, que, tarde o temprano, acaban convirtiendo una época en otra distinta”.

En su análisis destaca cuatro “fuerzas transformadoras”. La primera es la erosión constante del dólar que pasó de representar el 85 por ciento de las divisas internacionales para situarse en el entorno del 60 por ciento. Caminamos hacia un mundo en el que habrá sólo tres grandes divisas de reserva: el dólar, el euro y el yuan. La segunda es la parálisis del proyecto europeo. La tercera es el ascenso de Asia que supone el fin de “500 años de historia” hegemonizada por Occidente. La cuarta es la decrepitud de las Naciones Unidas.

Los cinco emergentes, a los que pueden sumarse en un futuro Turquía, Indonesia e Irán, buscan transformar a sus países en alternativa a las instituciones mundiales dominadas por países occidentales y transformar su creciente poder económico en influencia política y diplomática. La creación de un “banco del BRICS” permite a los países contar con recursos para obras de infraestructura y contar con instrumentos de crédito para afrontar crisis financieras como las que afronta Europa.

Sin embargo, como bien dice el refrán, no es oro todo lo que reluce.

Por primera vez en trece años, el rublo, el real y la rupia mostraron la caída más fuerte entre las monedas de otros países en rápido desarrollo, y el yuan se depreció más que en cualquier otro momento a partir de la devaluación en 1994.

Según informan los expertos financieros, se esperan más dificultades para estas monedas -muy ligadas a las materias primas, que están en pleno momento bajista- en el corto-medio plazo, después de que la Fed haya decidido no poner en marcha una nueva ronda expansiva.

Además, en el actual contexto mundial, marcado por el miedo generalizado de los inversores, lo normal es que el dólar actúe de refugio, lo que provocará mayores ventas de las divisas de los emergentes. “Los BRIC pintan mal”, señala un gestor de divisas, que calcula que el real y la rupia van a sufrir importantes caídas a finales de año.

Las monedas de Brasil, Rusia, India y China “probablemente caerán otro 15% de aquí a finales de año”, según ha dicho esta semana Stephen Jennings, gestor de SLJ Macro Partners y antiguo economista del FMI, que también ha sido responsable de divisas en Morgan Stanley. Este experto aseguró en declaraciones a Bloomberg que es “bastante bajista” respecto a las divisas de los BRIC.

Los inversores están huyendo de los cuatro grandes mercados emergentes debido a los últimos acontecimientos económicos. En primer lugar, la economía brasileña ha frenado el ritmo de crecimiento y algunos analistas, como Nomura, han revisado a la baja sus previsiones respecto al PIB. Además, en Brasil se ha disparado la morosidad hasta su nivel más alto desde 2009.

Además, los precios de las exportaciones de crudo de Rusia han caído hasta mínimos de 18 meses, el déficit presupuestario de India se ha ampliado y en China las previsiones económicas también anticipan un menor crecimiento cuando los precios de las viviendas han caído.

La crisis mundial y la caída de los flujos de capital han dejado al descubierto numerosos problemas en estos países y los expertos creen que las dudas de los inversores van a ir en aumento.

Todo parece indicar que se avecinan tiempos de incertidumbre para los BRICS, ya que según Stephen Jennings “cuando el crecimiento económico mundial y el flujo de capitales se reduzcan, se volverán evidentes los problemas en estos países”.

Todo esto puede complicarle los planes a los BRICS en la creación de su Banco y dibujar nuevos escenarios inimaginables.

Cuando Brasil tiene 8 años de desarrollo con el Mundial de Fútbol y las Olimpiadas; cuando a China se la ve como a un gigante imparable, con un crecimiento constante, lo que resulta siempre constante es el cambio.

Según decía Albert Einstein, “No pienso nunca en el futuro porque llega muy pronto.”

Fuente: Comex